Hace mucho.... mucho tiempo, en un reino muy lejano, vivía un rey muy rico, bondadoso que era muy amado por su pueblo, tenia un hijo a quien amaba mucho , el rey siempre estaba pendiente de sus asuntos y velaba por que a nadie le hiciera falta nada, su fama traspasaba todas las fronteras tanto que dicha fama llegó a oídos de unos mercenarios que planearon adueñarse del reino y de sus riquezas por lo que decidieron invadirlo. El rey al ver que su pueblo estaba en peligro no tuvo mas opción que ir a la guerra y ordenó a su hijo que comandara el ejercito para defenderlo de aquellos terribles mercenarios, aunque el rey ganó, fue tal la batalla que en la misma perdió a su amado y único hijo. A causa de esta terrible tragedia se puso muy triste y decidió encerrarse en su castillo a recordar la batalla reviviéndola una y otra vez y en ninguna podía salvar a su hijo y a su reino al mismo tiempo. Era tal su tristeza que no hablaba con nadie y descuido los deberes del reino. Uno de sus fieles súbditos llamado Sissa, al ver el estado en que el rey se encontraba y preocupado por el futuro del rey y de su pueblo, se presentó ante el rey con un juego. El rey se entusiasmó, quizás por que el juego simulaba la batalla que se acababa de librar. El juego le enseñó que para ganar había que sacrificar piezas valiosas, entendiendo así que el sacrificio de su hijo fue necesario para ganar
y proteger al pueblo. A dicho juego de estrategias lo llamó ajedrez. El rey quedó tan agradecido con el genial invento que decidió recompensar a Sissa con lo que él pidiera.
!Pide lo que quieras¡ le dijo el rey a Sissa.
Sissa respondió:. Señor mi recompensa es verlo a usted y a mi pueblo nuevamente feliz.
Ante la insistencia del rey el fiel Sissa pidió lo siguiente: Señor me conformo con un grano de trigo en la primera casilla del tablero, dos granos de trigo por la segunda, cuatro por la tercera, ocho por la cuarta, y así sucesivamente hasta completar las sesenta y cuatro casillas que componen el tablero de ajedrez. El rey sorprendido y un poco indignado por la modesta petición de Sissa, pidió a los matemáticos de su reino que calcularan el número de granos de trigo y le dieran inmediatamente la bolsita de trigo .
Al cabo de unas horas, el rey viendo que Sissa no recibía su recompensa preguntó a los matemáticos del reino.
¿ Qué pasa que todavía no han dado la recompensa a Sissa?
Los matemáticos respondieron: ¡señor estamos calculando!
¿Calculando? se pregunto extrañado el rey y les ordenó a los matemáticos darse prisa
Así pasaron las horas hasta que los matemáticos informaron al rey que era imposible cumplir con la petición.
y el rey pregunto: ¿ Cual es la cantidad de grano que debemos darle a Sissa?
y los matemáticos respondieron:
Señor ni con todo el trigo de todo el reino ni con el trigo de todo el mundo, ni con el trigo cosechado por mas de 100 años se podría pagar semejante cantidad.
El El rey maravillado por la inteligencia de Sissa lo nombró su consejero y gran visir.
La asombrosa cifra es ¡¡¡¡ 18446744073709600000!!!! (dieciocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil setecientos nueve millones, seiscientos mil granos) cuya expresión matemática ¡actual! es 264 dos elevado a la 64
Nota: “El Libro del Ajedrez” de Al-Adlí es donde se narra por vez primera, la célebre leyenda de los granos de trigo, que atribuye la invención del Ajedrez a alguien llamado Sissa ibn Dahir.
lunes, 19 de abril de 2010
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